Feijoa

Clima:

La feijoa se adapta a una amplia gama de climas tanto templados como fríos tolerando heladas de hasta -10°C, aunque las flores y frutos pueden ser dañados por temperaturas de -1°C. Prefiere climas con una precipitación anual superior a 700 mm y con al menos 1.500 horas de sol al año.

Suelo:

La feijoa se desarrolla en diversos tipos de suelo, pero prefiere los suelos arenosos y ricos en humus no tolerando el exceso de humedad en el suelo, por lo que un buen drenaje es fundamental.

Fruto:

El fruto de la feijoa es una baya de forma ovalada, con un peso que varía según el cultivar y puede superar los 100 gramos. La piel es de color verde brillante o verde grisáceo, incluso en estado de madurez. La pulpa es de color blanco amarillento, jugosa y aromática, con un sabor agridulce que recuerda a la piña y la guayaba. El periodo de desarrollo del fruto es de 120 a 150 días, y la madurez óptima se alcanza justo antes de la caída natural.

Polinización y Producción:

La mayoría de los cultivares de feijoa son autofértiles, pero la polinización cruzada, especialmente por aves, aumenta el porcentaje de frutos cuajados. Se recomienda plantar diferentes cultivares o clones en la misma plantación para favorecer la polinización cruzada. La producción de feijoas comienza a los tres años si se propaga por métodos vegetativos. En condiciones óptimas de cultivo, un árbol de feijoa puede producir frutos durante 30 años o más.

Propagación:

La feijoa se puede propagar por semillas o esquejes, aunque la propagación por esquejes es más común para obtener plantas con características uniformes.

Consideraciones Adicionales:

La feijoa puede utilizarse como barrera cortavientos o para formar setos en huertos frutales. Es importante realizar podas para mantener la forma del árbol y favorecer la entrada de luz a la copa. El riego regular durante los períodos secos es crucial para un buen desarrollo y producción de frutos.